Al acabar la procesión del Santo Entierro, María Santísima del Amor y la Misericordia y Nuestro Padre Jesús del Ecce homo, ya estaban en su casa y ya solo quedaban unos cuantos hermanos por que era ya bastante tarde. Manolo Cerdán, antiguo costalero, y actualmente, encargado de la candelería de la Virgen y del Señor, fue a la Plaza Mayor para coger una escalera que dejó antes de la procesión, mientras tanto en la Casa de Hermandad, apagaron toda la candelería y cuando se disponían a cerrar las puertas se dieron cuenta de que había una vela encendida, se olvidaron de Manolo, pero Ella no lo hizo y por eso dejó encendida esa luz...
Una luz que acompaña a Manolo en su día a día...